El masaje metamórfico,
originariamente llamado Terapia prenatal, fue descubierto hace más de cincuenta
años por el naturópata y reflexólogo británico Robert Saint-John. Fue,
precisamente, aplicando un tratamiento de reflexología a una paciente de 18
meses con síndrome de Down, que constató que masajeando una zona del pie,
refleja de la columna vertebral, la niña reaccionaba muy positivamente. Como
estas zonas reflejas también se encuentran en las manos y en la cabeza,
procedió a hacer lo mismo que con el pie. Los resultados fueron sorprendentes.
La niña llegó a la juventud, habiendo perdido los rasgos de esta patología, y
llegando a desarrollar un gran inteligencia. La técnica metamórfica fue
reconocida por la Organización Mundial de la Salud en 1976.
Los chinos, hace cinco mil
años, establecieron las conexiones del cuerpo con el mundo exterior. La cabeza
(donde se alojan los principales órganos sensoriales y el cerebro) es el canal
de comunicación con el cielo. Con las manos nos comunicamos entre nosotros, y
con los pies con la tierra. Esta polaridad entre el cielo y la tierra, fue
simbolizada en la filosofía china por las energías yin y yang. Descubrieron
también que ciertas zonas reflejan el cuerpo, y es ahí donde encontramos los
orígenes de la reflexología. Los chinos consideraban el cuerpo y la mente como
uno. Si se presentaba una enfermedad se analizaba como una dolencia de
"todo el ser".
La técnica metamórfica va
más allá de la reflexología. Siguiendo la línea que ya había trazado la
acupuntura china tradicional, se centró en el periodo prenatal, o de gestación;
es decir en los nueve meses que pasamos en el claustro materno. Y esto no como
algo pasado, sino como una parte integral de nuestro presente. Descubrió, en la
zona de los talones, una asociación con lo que llamó el principio materno, y en
la primera articulación del dedo gordo del pie una relación con el principio
paterno. La gran diferencia es que la reflexología se dirige a producir cambios
físicos en el cuerpo, mientras que la metamórfica trabaja con "el
tiempo", permitiendo que la fuerza vital provoque un cambio en el interior
del paciente.
Somos nosotros mismos
quienes creamos el estrés que origina nuestras enfermedades. El masaje
metamórfico postula un renacimiento, una transformación. Quiere permitir que la
"fuerza vital" de un cuerpo potencialmente sano, dirija a éste a un
proceso de auto-curación. La vida es la gran sanadora. La Técnica metamórfica
pone énfasis en la idea de que los practicantes, llamados
"catalizadores" en este caso, deben trabajar simplemente con la vida;
que, a pesar de todos los obstáculos, la fuerza de la vida siempre está ahí,
esperando para transportarnos a un estado superior de libertad. En palabras de
Paramahansa Yogananda: "Los mejores métodos son aquellos que favorecen que
la energía vital recupere sus actividades curadoras internas".